Una de las grandes bondades de la Wikipedia es la cantidad de información que aporta y uno de sus grandes defectos consiste en la precariedad de muchas de sus informaciones. Un chico de 17 años ve un reportaje, en televisión, sobre el cosmos. Le ha dejado tan maravillado que solo piensa en el tema. Se ha quedado con los datos más llamativos, espectaculares. Estudia 2º de Bachillerato. Su especialidad son las Ciencias Sociales. Abre la "Wiki" y se lanza a escribir sobre un tema astronómico porque desea compartir, más que los conocimientos, la ilusión.
Mañana una chica de otra provincia u otro Estado necesita hacer un trabajo para clase sobre el sistema solar y topa de frente con el artículo que escribió nuestro estudiante de Bachillerato.
Creo que ya basta con el ejemplo. Podemos concluir que la solvencia del artículo es pobre, porque se basa en el criterio emanados de los impulsos de un joven que reduce su preparación, en la materia expuesta por su artículo en Wikipedia, a una hora de documental.
Es preciso reconocer que no siempre es así, puesto que suben artículos, en esa gran enciclopedia de la red, entendidos con bastante solvencia. Pero el quid de la cuestión es que no hay una regulación que aporte un criterio único y que de la seguridad de que lo que encontramos en sus páginas virtuales es contenido fiable al 100 por 100.
Algo parecido pasa en el mundo editorial.
El libro digital y su red de distribución parece obviar a las editoriales y cualquier autor que desea publicar a toda costa su primera obra ve en la autoedición una forma de saltarse un proceso tedioso y que en ocasiones daña el propio ego: la demora en la publicación.
Han proliferado las autoediciones y las páginas que facilitan esta posibilidad: "escriba usted su libro, maquételo como pueda y nosotros se los subimos a la red" en el mejor de los casos, puesto que en los peores es el propio autor quien debe buscarse la vida.
Sin embargo la función de la editorial, como tamizador de material, es imprescindible y no vamos a entrar en casos como La Conjura de los Necios de Toole, porque, por desgracia, los hay.
Es la editorial quien filtra y selecciona, elige y lanza a través de sus redes de distribución. En el caso de la red digital, ofrece más garantía la tienda online de una editora con prestigio que una página oscura, escondida y que apenas alcanza la atención de quienes rastrean la red para llenar el tiempo.
En este punto podemos apuntar la, más que interesante, plataforma de autoedición de Rocautores, de Roca Editiorial, que ofrece el servicio, a autores noveles, de un informe de lectura en el que un grupo de especialistas determinan si el texto que les llega cumple con los requisitos mínimos para ser publicado.
Una buena herramienta para que el lector digital pueda tener la convicción de que lo adquirido es bueno, de lo contrario el eBook entrará en zona de subliteratura.
Adrippi Editor 2013
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